"Aprendamos de María a acoger el proyecto de amor que Dios ha soñado para nosotros"…
Judith María
Judith María
Homilía del Papa Juan Pablo II
Las palabras de María en la Anunciación, «he aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), ponen de manifiesto una actitud característica de la religiosidad hebrea. Moisés, al comienzo de la antigua alianza, como respuesta a la llamada del Señor, se había declarado su siervo (Ex 4,10; 14,31). Al llegar la nueva alianza, también María responde a Dios con un acto de libre sumisión y de consciente abandono a su voluntad, manifestando plena disponibilidad a ser «la esclava del Señor» (Lc 1, 38).
María, la «llena de gracia» (Lc 1, 28), al proclamarse «esclava del Señor», desea comprometerse a realizar personalmente de modo perfecto el servicio que Dios espera de todo su pueblo. Las palabras «he aquí la esclava del Señor» anuncian a Aquel que dirá de sí mismo: «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,45; Mt 20,28). Leer m ás...
María, la «llena de gracia» (Lc 1, 28), al proclamarse «esclava del Señor», desea comprometerse a realizar personalmente de modo perfecto el servicio que Dios espera de todo su pueblo. Las palabras «he aquí la esclava del Señor» anuncian a Aquel que dirá de sí mismo: «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,45; Mt 20,28). Leer m
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